Extraño
el deslizamiento de tu dedo
por mi espalda
mientras me recuperaba
de la ardiente batalla
entre nuestros cuerpos.
Extraño
tus dedos ágiles
bajando inquietantemente lentos
por mi pecho, por mi vientre,
para pararse bruscamente
y quedarse quietos
justo cuando yo no quería que se parasen.
Extraño
que uno de tus dedos,
cualquiera,
se pose en mis labios
obligándome a callar
justo cuando voy a decirte,
aunque tú no quieras
y con todas las palabras,
que te amo.
Hermoso poema te extraño
Gracias!!