Me muero de amor por ti,
ausente, lejana,
flor apagada,
corazón esquivo;
me muero cada día,
muchas veces,
quizás cada vez que respiro;
el amor me rescata,
me besa en la boca,
(el amor, que no tú)
y me alimenta,
de amor,
y de suspiros,
amor,
tan lejana y tan arisca,
tan callada de besos,
tan ufana y tan fría,
habitando en esa distancia lejana
que me da,
y me quita,
la vida.
Francisco de Sales