Aunque el silencio se empeñe
en hablar más de la cuenta
y el sol en alumbrar
donde no se le llama
y el invierno en cantar alegre
y las estrellas en no seguir colgadas,
nada va a cambiar.
Aunque amanezca más temprano
o la noche se alargue y se alargue
y las voces se queden afónicas
y el destino se quede atónito,
o aunque sean bien venidos los disgustos
y sea amada la muerte,
nada va a cambiar.
Aunque el otoño tenga fiebre
y las tormentas sean más prudentes
y el enemigo admita su derrota
y la hiel sea dulce
y el desamor tenga solo cuatro esquinas
y los leones renuncien a su reinado,
nada va a cambiar.
Yo te voy a seguir amando.