Continuamente.
Era un juego antiguo
que aún le ilusionaba cada vez.
Su intención era sorprenderle;
aparecer de improviso,
antes que pudiera reaccionar
imitándola inmediatamente.
Era un locura, lo sabía,
pero esa no era una razón suficiente
para dejar la costumbre y renunciar a tal tradición.
Ella se miraba en los espejos,
se recorría detenidamente
tratando de encontrar algo distinto
en la doble que le miraba.
Una noche,
un espejo rebelde se negó a reflejarla,
y lejos de alegrarse
por conseguir su imposible propósito,
se preocupó mucho.
No podía verse…
¿estaría muerta?
Francisco de Sales