Me engañaron con el futuro:
nunca llega.
Nunca viene.
Se queda allí, en el futuro,
en esa promesa o amenaza inmaterial
a la que no accedo.
Siempre es presente.
Me despierto, y es hoy.
Consulto el calendario, y es hoy.
Siempre es hoy.
Mañana se aplaza continuamente.
No soy capaz de pasar de hoy y de presente.
Tanto idealizar el futuro,
o tanto asustarme por cómo sería,
y ahora descubro que no existe.
Tanto añorar la maravilla de sus promesas,
y tanto tiempo derrochado en esperarle,
y tanto soñar con su llegada,
y tanto
para nada.
Francisco de Sales