Tenía diccionarios llenos de posibilidades,
un rosario de sinónimos
y miles de palabras apropiadas;
tenía adjetivos y verbos en mi pluma,
imaginación fértil en el pensamiento,
un oficio al escribir,
y bastantes lecturas acumuladas.
Tenía el deseo ingenuo de ser la voz de la magia,
emisario de los sentimientos,
embajador en los corazones.
Tenía avidez de expresar,
tenía gramática,
tenía ganas.
Yo quería ser poeta,
pero me faltaba alma.
Francisco de Sales