Consejos para escribidores

Ven a soñar al cielo de los poetas.

Trae tu fantasía llena de palabras inusuales

y de sentimientos.

Sobre todo de sentimientos.

Zarandea tu capacidad de emocionarte,

voltéala como un colchón de lana cuando se varea.

Desintoxícate de prejuicios

y destruye tu dureza.

Abre puertas,

descuartiza candados,

destroza ataduras.

Libera de su cárcel al corazón,

y déjale que hable.

Así podrás gozar el aleteo de la imaginación que siente,

y ser recorrido por el escalofrío de la vida;

y serás fecundado por lágrimas que quieren nacer,

y traerás a tu mundo mucha felicidad

en un parto interminable.

Cultiva la sensibilidad,

abónala con silencios,

no la maltrates ni la critiques,

ni la arrincones en el olvido.

Así podrás sentir el ahogo placentero

que precede al suspiro,

y después suspirar hasta el alivio,

y más tarde,

recobrar el ritmo de la respiración emocionada

hasta sentir otra vez la paz sosegada.

No pienses.

No mates la emoción con pensamientos.

Relájate.

Escapa del mundo de lo cuadrado

y sumérgete en lo que sólo se puede contar

con el vocabulario de la fantasía.

El sentimiento que se puede contar,

deja de ser un sentimiento

para convertirse en una definición.

Si quieres ser y sentirte poeta

no veas las palabras con el diccionario en la mente.

Úsalas para despertar latidos,

pulsaciones,

estados,

vuelos,

añoranzas

o sueños.

Si quieres embriagarte de poesía,

impregnarte de su esencia

y absorber lo que destila,

huye de la razón,

acata la locura,

y reniega de la mente

y su atadura.

Francisco de Sales

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