Préstame tus lágrimas

Una emoción poco agradable

se ha encontrado con un sentimiento sensiblero

y han decidido celebrarlo.

Como no me quedan lágrimas,

porque las gasté todas en una noche de desamor

en la que derroché aquel gran río de llantos,

recurro a ti,

hermano-amiga-desconocido-extranjero,

quien sea que tengas un lagrimal sano

y unas lágrimas cooperantes y generosas que prestarme.

Que sean lágrimas ávidas de trazar surcos húmedos

por un rostro hoy de secano.

Camarada-viandante-obrero-extraña-quien seas,

si tienes lágrimas reventonas

con ganas de brotar con motivos convincentes,

concédemelas a mares,

que serán bien venidas.

Francisco de Sales

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