“No recuerdo si tengo marido”,
canta Sabina en una de sus canciones.
Yo tampoco lo recuerdo.
Me casé con un hombre
y entonces me sentí afortunada
e imaginé un futuro con felicidad.
Mi imaginación fue demasiado optimista.
No es mi marido este que duerme a mi lado.
Hace tiempo que perdió ese título.
Su presencia me incomoda
porque hace más hondo y grande mi vacío.
Lástima de mí y de mis sueños.
Tendré que cambiarlos por otros menos exigentes.
Me ha vencido la desconfianza.
Ya nunca seré la misma.
Me equivoqué o nos equivocamos,
pero no busco culpables:
busco el inicio de un nuevo camino para mí.