Estoy rescatando tus recuerdos con rabia
porque son el disparador más eficaz.
Estoy harto de mi sequedad,
de lo apagado de mis sentimientos.
Quiero resucitar.
Quiero romperme la máscara, el muro,
el lacrimal petrificado,
y llorar como un diluvio.
Llorar todos los mares del llanto.
Por eso reclamaré la presencia en mi corazón
de todos tus desplantes,
de tus traiciones,
de tus mentiras…
llamaré a la suma de las heridas
que me infligiste con saña.
Pediré al dolor que me llene,
a la noche que no se vaya,
a la esperanza que nunca venga,
a Dios que no me salve…
y me lloraré.
Francisco de Sales