Tibio y poco más
A fuerza de fijarse en los ecos, en su obstinada repetición exacta, ni una coma de menos, aprendió a ser disciplinado, educado y sumiso, y a no escaparse de sus orejeras. La vida le sonrió con esa mueca rígida que…
A fuerza de fijarse en los ecos, en su obstinada repetición exacta, ni una coma de menos, aprendió a ser disciplinado, educado y sumiso, y a no escaparse de sus orejeras. La vida le sonrió con esa mueca rígida que…
No sé cómo se llama el estremecimiento último que me produce el verso último de tu poesía tan sentida. No sé cómo se para el desfile de lágrimas en fuga que nacen en la parte más humana de mi corazón…
Verte sonreír, sólo sonreír, tus ojos brillantes siempre brillantes, de un resplandor imborrable, y tu sonrisa alegrando tus labios, alegrándome, es ver más de lo que soñara, más de lo que pidiera, porque verte sonreír es como ver amanecer el…
No siempre está mal celebrar las desdichas, ni acompañar al cuerpo en sus borracheras, ni anestesiar la nostalgia, ni salir a las calles cuando llueve vino. La vida debiera ser un transgredir continuo, y sería bueno escaparse de la fila…
Me han dado el pésame mis más queridos seres queridos, mis familiares, algunos desconocidos… Me han dejado muchos besos y palabras de buena intención. Pero se van. Se van y ninguno se lleva la soledad. La soledad se queda en…
Es la hora del silencio lánguido, de sucumbir a la modorra, de que pesen los párpados como pesa el pasado. Es el momento que se enlentece tras la comida. La mesa, llena de migas y ecos, como un campo de…
El ritmo de tus silencios es un concierto preciso a veces y un terremoto irresponsable otras veces. Yo no lo puedo seguir. Cuando me acostumbro a la paz cómoda y estar a tu lado es estar en el cielo, se…