Cómo me gustaría
ajustar el vértice de mirarte
para que mi mirada sólo confluyera en ti
y fuese capaz de transitarte
por tu alma, vida, porvenir,
tu cielo sólo tuyo,
tus temores y alegrías;
ser tu compañero
en la luz y en la inmensidad
por los siglos de los siglos.
Amén.
Cuánto quisiera
hablarte con soltura,
encontrar palabras para mis pensamientos,
encontrar caminos para mis sentimientos,
y confesarte mis desvaríos,
compartirte mis quebrantos,
regalarte lo que siento,
amarte cuerpo a cuerpo,
y hacer realidad y eterno tanto amor.
Amén.