“Y después de que entierren los amores
que sólo queden vivos los llantos”.
Después no habrá vida en la vida
por mucho que ésta se empeñe.
El futuro tendrá que cambiar todos sus proyectos
y que no cuente conmigo para reír,
que no me llame a fiestas ni inauguraciones
porque estaré tan inmerso en mi pena negra
que no admitiré otros planes.
Después no me importarán los rumbos,
ni la trayectoria del sol,
ni que no se me admita en la vida
con este desánimo y mi tristeza;
amé todo al amarte,
lloré todo al llorarte,
perdí todo al perderte.
Después caerá el telón,
la historia borrará mi nombre,
se firmarán guerras contra mí
y nada me importará
porque estaré,
como hoy,
muerto.