Y quédate allí

Olvidar es un verbo que no uso

o lo conjugo como “yo lloro, tú lloras…”

porque no sé por qué extraño sortilegio

te tengo clavada en mi memoria

y no hay ladrón que robe tu insistencia

en este presente que no te pertenece.

Vete.

No me sigas ocupando.

Tuyos no son mis latidos actuales.

Ya no te pertenezco.

Así que recoge tus pisadas,

tu olor si es que queda algo,

las cenizas de tus sonrisas,

los ecos de tus miradas,

el frío mortal de tus últimos besos

y el desamor con el que me matabas.

Sácate de mi corazón,

escapa de mi memoria,

huye hacia la nada

y quédate allí.

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