De mal en peor

Todas las flechas indican

el camino de mi desesperación.

Los caminos opuestos

también me llevan al mismo destino

como si fuese un destino inevitable.

Parece que ni nada ni nadie

están dispuestos a salvarme.

El porvenir no está a mi favor,

eso es evidente.

Ninguna flecha me indica

el Camino de la Gloria.

La felicidad no tiene un imán

que me atraiga inevitablemente

de modo que nos podamos unir

solidariamente.

Ando a tientas y tropiezos,

eludiendo como puedo las zancadillas,

evitando la famosa misma piedra,

parcheando mis heridas,

y animando a mi desconsuelo

antes de que se suicide.

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