Ni volver a ser feliz

Me apetece llorar

todos mis llantos atrasados:

hasta tal punto llega este desencanto

que está firmemente enraizado.

Supongo que la vida tiene una cara buena

pero yo la desconozco.

Son los inconvenientes y el dolor

quienes se han aliado contra mí

y viven conmigo.

Así le resulta más fácil y accesible martirizarme.

Me apetece gritar.

Tengo gritos solidificados en la garganta,

gritos de rabia y de angustia,

hijos de mis noches más negras,

silencio impuesto que me quema.

Me apetece VIVIR,

pero no puedo regresar a mí

ni cogerme de la mano,

ni rescatarme del infierno,

ni volver a ser feliz.

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