Creo que son las lágrimas las que me confunden
y por eso te veo acuosa,
y difusa,
en una lejanía en la que nunca estuviste;
te veo con la rabia de esta distancia
impuesta,
con el tormento de la nostalgia
que no es capaz de sobreponerse a su tristeza
y se equivoca;
te veo en el pasado
como si no fueses a regresar
y no hubiese más presentes reservados
para nosotros dos,
como si tu nombre no se hubiese escrito
en mi futuro
y sólo fueses el motivo
del que se alimentan mis lágrimas
de llorarte
y confundirme
y destruirme.