Con tu media lengua infantil
viniste para decirme
que te cogiera en brazos
y sólo entonces lloraste,
hasta empaparme el cuello,
mientras decías
que un bichito..
que un susto…
que te quería morder…
y viniste al refugio materno
a desahogarte,
a quejarte,
el bichito…
el susto y el miedo…
mamá…
“mamá” es lo único que se te entendía bien,
yo,
mamá,
tu salvación,
tu seguro de vida,
tu primer amor.