Ahora ya no concibo otra manera
de vivir a esta edad,
a esta mucha edad.
Dejé atrás las prisas,
lo urgente perdió la urgencia,
los días ahora nacen en calma
y en calma llegan a su final.
Voy
como el curso lento
de los ríos viejos.
Le marco el ritmo a mi reloj,
marco la velocidad de los minutos,
eternizo los segundos cuando quiero,
me salto las horas cuando me interesa.
No me controla el tiempo
como lo hizo anteriormente;
mi sublevación fue un éxito.
Soy el Señor del Tiempo.