Mi pasado se fue llenando
de amaneceres a medio cocer,
de momentos de nata o hiel,
estupendas sonrisas sin motivo,
montañas –que no ríos- de lágrimas,
flores escapadas de un ramillete,
caricias en voz baja,
besos de toda índole y destinos,
soles de todas las razas en mis viajes,
poesías a medio hacer,
brazos llenos de abrazos,
chicas que no me amaron,
besos que se helaron en los labios,
locura a ratos,
noches crudas de segunda mano,
primaveras de ojos verdes,
bautizo y primera comunión,
biberones y llantos,
muertes y muertos,
dolores que no me pidieron permiso,
carcajadas y silencios,
y muchas preguntas sin respuesta
Mi pasado está lleno de mí.
Yo soy mi pasado.