Querido forense

Querido forense:

Agradeceré que me informe personalmente

de las inquietudes que encuentre en mi cadáver.

No me hable de larvas y de gusanos

que no es tema de mi agrado.

Háblame sólo de lo realmente interesante:

qué amores encontró en mi corazón,

y de qué calidad;

qué recuerdos en mi memoria,

si tenía una paz saludable,

y el color exacto de mi alma.

Dígame,

aunque no se lo pregunte,

si había luz en mis venas,

esencia de rosas en los pulmones,

o si quedaba algo de nostalgia en los riñones.

Pero no me oculte si todo yo era un vacío.

Tengo la eternidad por delante para poder arrepentirme.

Francisco de Sales

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