Vendrán, otra vez vendrán,
ahuecando los conceptos espirituales,
los de la muñeca huérfana de lágrimas,
los que alisaban el mar de lava
con la voz antigua de los vientos;
volverán, otra vez volverán,
sin alma y sin primaveras,
aislados en su burbuja oblicua,
vencidos y rendidos en paz
allá donde la espalda comercia con los judíos,
y los inviernos se alían con el Dios Júpiter;
flor en celo, marioneta inmunda,
puerta abierta al mañana;
aquí empieza la decadencia,
los pasos invierten en Bolsa
y los demonios trafican con drogas;
no volveré, no vendré, no iré…
quedaré al amparo del desamparo,
sin saber dónde abandonarme,
y sin escribir más esquelas
en este mi corazón desteñido.
Francisco de Sales