Por si regresas

Donde quiera que la vida te haya situado,

y el destino se empeñe en retenerte,

ojalá llegue mi voz disfrazada de silencio,

mi grito hecho de pensamientos,

y el estruendo mudo de mi corazón roto,

por ti roto,

para siempre roto.

El desconsuelo no quiere consuelo.

Es feliz en su infelicidad.

Yo,

que soy su sufrido compañero,

quien paga en el alma la pena,

no puedo oponerme a su dictadura.

Sólo puedo suspirar,

y rezar a escondidas,

y soñar con ojos suplicantes,

y esperar que regreses,

por si regresas.

Francisco de Sales

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