La nada mala

Hoy no te hablaré de amaneceres,

aunque acabo de escribir la palabra,

ni de que besaré el suelo que pises,

ni diré que mi adoración será eterna,

ni mentiré llamándote amor,

cielo, vida mía, lucero…

no apelaré ni a la luz ni a las estrellas,

ni rescataré ideas del Romanticismo.

Harto ya de idealizarte,

de premiarte sin merecimiento,

de elevarte a los altares…

y de negar lo cierto,

te miro fijamente a los tormentos,

te despojo de los oropeles,

de la corona de Reina Tirana,

de la mentira que eres,

para no seguir engañándome

tan gravemente.

Eres la nada mala.

Francisco de Sales

Deja una respuesta