Si el amor,
ese inconsciente,
no se obstinara tanto
en intermediar
entre dos desligados
dejándoles una semilla de alboroto
para confundir sus corazones
haciéndoles creer
lo increíble
o lo imposible…
unos cuantos pseudopoetas
nos moriríamos de hastío
con la tinta seca en la pluma
y el folio apergaminado;
la cabeza se nos despoblaría
de quebrantos,
y la imaginación,
ya sin torturas,
quizás emprendiera el camino
que lleva a la poesía.
Francisco de Sales