Mientras sesteas

Querida:

hace un momento

una mosca con ansia de conocerte

ha recorrido tu cara y tus manos;

no sé si era una curiosidad leve

o era una necesidad inevitable.

Sé que te ha explorado

observando atentamente

tu quietud de ausente,

el mar de tu piel,

las pecas ingenuas,

y tu cara de sol.

Sé que ha campeado más veces

por otras caras y otras manos,

y sé que ha sentido infinitud de delicias.

También sé que esta vez

ha quedado gratamente impresionada.

Francisco de Sales

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