Entiendo
que no quieras
sucumbir al llanto
y prefieras
una sonrisa
reinando en tu boca
a salvo de malhumores
y de tragedias.
Entiendo
que no quieras
morir cada día
-eso cansa-
y que mantengas
artificialmente
una esperanza
más mustia que viva.
Entiendo
que prefieras
que la vida te empuje
a vivir y no por un barranco.