El olvido es un pasillo
tan largo como oscuro,
en el que se pierden por igual
palabras y recuerdos,
besos y amaneceres.
El olvido es un asesino de presentes.
Los secuestra y se los lleva a sus entrañas;
los descuartiza sin conciencia
y desperdiga sus trozos
que se pierden irremediablemente.
El olvido es gélido y desalmado
y no le conmueven los llantos
de quienes no quieren ser devorados
o borrados por su presencia.
Tanto vacío como en la muerte
hay en el olvido.