No hay presencia más notable que tu ausencia.
Estás aún más viva desde que ya no estás.
No hay más infinita distancia
que la que nos separa.
Parece como si mi nostalgia
solo conociera tu nombre
y mi recuerdo solo lo ocupases tú.
No hay vacío más huérfano
que este de mi corazón sin ti,
cielo sin estrellas,
mundo sin vida,
corazón sin amor.
Todo es nada.
El dolor se ensaña,
la esperanza se aleja,
el miedo reconquista terreno.
Llorar es la única opción
ya que nadie escucha mis oraciones;
los milagros están confinados.
Si digo “mi corazón está llorando sangre”
no llega más allá de lo chabacano
y literariamente pobre;
es una frase hueca
que busca trascendencia en el impacto.
Los sentimientos sobreviven a las palabras,
no hay vocabulario que los sustituya.
Todos los intentos de buscar adjetivos,
mentiras,
o fantasías egocéntricas,
acaban produciendo retortijones a las frases.
Amor es delicia,
desamor es tragedia.
Son más habladores
los corazones destrozados.