Reclamo
amaneceres más brillantes,
pájaros de más colores,
mariposas que nunca mueran.
También quisiera,
y esto es lo que realmente me interesa,
conocer tu desnudez,
deslizar mi mano por tu vientre,
jugar con tus vellos,
circunvalar tus pechos.
Así mismo
sería de mi agrado
dejar que mi lengua te explore,
que mi nariz te investigue,
y que mis dientes te muerdan
en lo más íntimo y lo más sagrado.
No obstante
congelaré mi lujuria,
pondré un cerrojo a mis pensamientos,
borraré tu recuerdo,
apagaré ahora la luz
y moriré hasta mañana.