Había recorrido medio mundo a oscuras,
medio mundo en sueños,
medio mundo añorándote,
y el otro medio, andando.
Llegué a la puerta de tu presente.
Llamé con gritos esperanzados,
con los nudillos tenues,
en el timbre oxidado…
Te llamé ensopado en lágrimas,
con el crujir de mi corazón destrozado,
sottovoce, ardientemente, piano piano…
Te llamé en silencio,
no fuera a despertarte.
Recorrí medio mundo,
hallé tu refugio,
te llamé,
…y no estabas.
Francisco de Sales