Sin ganado (desganado)

Qué lentas son las tardes de algunos domingos…

Y ya que ni el sueño me visita

-mucho menos las rubias despampanantes-

y ya que las buenas poesías

se enamoran de otros escritores,

y ya que la única inspiración que tengo

es la de inspirar, espirar, inspirar, espirar,

-¿o expirar?-

y dado que tengo que escribir una de estas

-no soy tan osado como para llamarla poesía-

porque mi riguroso editor interno me obliga,

enfilo la segunda mitad con la intención aviesa

de esquivar las emociones,

dejar en paz a los enamorados y sus cosas,

desusar palabras poéticas,

y llegar, como sea,

sobre todo a base de falta de imaginación,

hasta ese punto final que adivino en lontananza,

a sólo tres interminables líneas

que atravesaré como si fueran líneas enemigas

en una cruenta guerra,

para clavar al final mi bandera, que es este punto.

Francisco de Sales

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