Dios está de mal humor

Dios está de mal humor,

supongo.

No contesta a mi desesperación,

no atiende tanto grito,

no me cuida como hijo.

¿Estará harto de su oficio?

Quizás sólo tiene un mal día,

uno de esos días infames plagados de enojos,

y está de mal humor.

Más quisiera yo que me prestara cuidado,

como leve cachorro que soy,

y pusiera en mí su atención,

y toda su luz,

y todo su amor.

Francisco de Sales

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