Marzo remolonea.
Hace ya muchos días
que debieran estar los campos
empapados de verde
y salpicados de flores.
Un invierno obstinado,
y más cruel que otras veces,
se empeña en perpetuarse
espolvoreando nieve,
a veces,
o diluviando sin reparos.
Ha prohibido expresarse al sol libremente,
y a los animales aparearse,
y a los almendros blanquearse.
Pretende decretar
luto para la esperanza,
nada para el infinito,
y tristeza a todas horas.
Este invierno
angosto de miras,
torticero y un poco cruel,
se niega el retiro honroso
a su cuartel de invierno.
Este invierno injusto,
corto de luces,
aspirante a tirano,
no quiere apearse
del pedestal mortecino
en el que jamás se perpetuará,
porque uno de estos días,
un sol imparable,
y un ejército de mariposas,
y el azul en el mar,
reinstaurarán la primavera,
y Marzo respirará satisfecho.
Francisco de Sales