Ya casi ha terminado este día.
Poco a poco,
el sol se retira a su casa del horizonte.
Todavía,
antes de marcharse,
hará el viejo truco
de desparramarse por el mar,
untándolo de rojo amarillo,
multiplicándose en el espejo,
a veces inquieto,
que es el mar.
El sol,
ya casi apagado,
apeado de su trono en el cielo,
deja en mis ojos su recuerdo
y en el aire la promesa esperanzadora
de renacer mañana.
Francisco de Sales