Mariposear

Siempre has sido símbolo de fragilidad.

A mis ojos, acero puro.

Resistes con tu falsa fragilidad

el viento, el sol, y la tormenta si la hubiera.

Cada aleteo tuyo es una lección magistral

de elegancia y equilibrio,

y la intensidad resumida de una vida efímera;

cada traje, un diseño imaginativo;

toda tú el resultado de tu meditación en la crisálida,

retiro voluntario de creación

cada vez nueva y experta.

Te exhibes, presuntuosa, segura, altiva,

y recibes del aire su hálito más dulce;

le apartas al pasar majestuosa

sintiéndote el súmmum de lo especial

y blanco preferido de cada piropo y cada envidia.

Alimentas tu belleza de la flor que sea bella,

seleccionas su hermosura antes de libar

la esencia que te mantiene pletórica de colores.

A cambio tendrá el placer de los elegidos:

contará exultada que un día una mariposa le besó.

Francisco de Sales

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