Estoy llamando al llanto
usando como cebo tu ausencia.
Le tiento con el dolor de mi vacío,
con recuerdos de lo que nunca se repetirá,
con la añoranza y el deseo de hacerte el amor;
le llamo a gritos de nostalgia,
con músicas lastimeras,
encerrándome tras los párpados
y volviendo al pasado contigo,
y negándome a regresar.
Le ruego al llanto que se presente,
que se precipite por mis lagrimales,
que me ensope,
que atente contra mi equivocada hombría,
que me bañe de humanidad
y me anegue de rabia.
Le pido al llanto,
quizás el dios equivocado,
que te atraiga y te traiga, a mi lado,
tan huérfano de ti.
Francisco de Sales