Es sorprendente
el empeño de tu recuerdo
de no emprender el camino al olvido,
su sitio sensato de estar,
el sitio sereno de no doler,
el destino más preciado.
Es doliente
cómo se aferra al presente,
con qué injusticia,
sin liberarme
de su inhóspita tiranía.
Es amargo su legado:
un recuerdo que mejor olvidado,
mejor negado,
mejor si perdido.
Yo no quiero recordarte
y tu recuerdo se empeña en no desaparece;
se hace fuerte en las espinas,
trágico en el silencio,
letal para mi corazón.
Francisco de Sales