Es lamentable

Es lamentable,

por mi parte,

que pases más tiempo en el presente que en el olvido,

que es donde debieras estar.

Parece ser que no te gusta el sitio al que te desterré.

Parece ser que no te gusta el sitio en el recuerdo,

e insistes en manifestarte

constantemente

continuamente.

Por eso,

cada poesía que escribo es igual que la anterior:

uso las mismas palabras y utilizo las mismas lágrimas

en homenaje a tu ausencia.

Aquellas risas de entonces,

tan tuyas,

tan vivas,

hoy me hacen sufrir.

Tus insinuaciones,

y las picardías juguetonas,

me hacen añorarte.

La rememoranza de tu cuerpo desnudo,

me empuja hasta el llanto.

Estoy usando la añoranza más que el ahora.

Recurro con asiduidad al pasado,

en el que derrocho mi tiempo.

¿Cómo se hace

para solucionar los conflictos

que no tienen remedio?

¿Qué se les dice, para acallarlos,

a los besos que están locos por besarte?

¿Cómo se mata el deseo?

¿Cómo se calman los lamentos?

¿Cómo se dialoga con las quejas?

¿En qué tono de amor?

Ya ves que he enviado a mi alma de poeta,

que es más elocuente,

a buscar las palabras que digan,

de un modo distinto,

que cada vez que pienso en ti

te añoro más.

No entiendo este afán de mi mente

por idealizarte,

ni sé por qué es tan difícil distinguir el deseo del amor,

a los que confundo como a gotas de agua.

Malvivo en este caos

con la esperanza insurrecta

de que algún día se aposenten mis inquietudes,

la luz se digne alumbrarme,

la vida me mime,

y tu recuerdo me respete.

Tengo derecho real a ello.

Francisco de Sales

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