Algunos días,
como este,
siento la necesidad imperiosa
de coger la pluma
y escribir algo que se parezca a una poesía.
Tal vez esto mismo me pueda servir.
Me apetece desempolvar palabras,
matrimoniarlas haciendo “esto” que lees
-llámalo/llámelo como quieras/quiera-.
No consigo nada de calidad
pero libero esta bola de ideas,
esta sublevación de las palabras,
y al final me quedo casi en paz,
el corazón retoma sus pulsaciones,
los pulmones se relajan,
mi mente/pensamientos/desbarajustes mentales
se ritman un poco
y entonces ya sólo me queda encontrar,
de entre todos los puntos,
el que sea el punto final.
Como este que verás ahora.
Ya estoy tranquilo.