Ojalá este llanto sea el último
y el surco de las lágrimas
quede seco para siempre,
mustio y árido,
o quede floreciente y con brillo,
pero que pueda sonreír confiado
sin miedo ni miedos.
Ojalá no vuelva a ser víctima
de la cruenta tristeza,
ni juguete de la desgracia,
ni Rey de Ultratumba,
o el del corazón asesinado.
Ojalá el futuro arregle esto
y me pague lo que me debe.
Ojalá el llanto me abandone,
el dolor me perdone
y el amor regrese a mí.