Decir que te necesito
es reconocer mi dependencia
-de tu aire, de tu luz, de tu presencia-
y también es añorarte
en el pasado y en el futuro,
admitir sin vergüenza ni dolor
la carencia siempre de recibir más
-dulzura, caricias, calor-,
que son los alimentos que recibo de ti
-maravillas, risas, paz-,
el maná de tu cielo,
-esperanza, confianza, aire-,
la vida que me da vida,
-porvenir, frescura, amor-.
Es lo que me aportas.
Es lo que me importas.