Amoramiento

Estoy pensando en ti.

De golpe,

sin poder evitarlo,

he retrocedido casi cincuenta años.

Fue entonces cuando me dijeron tu nombre,

me miraste y nos miramos,

ofreciste la mano,

la recogí,

y te atraje hacia mí;

dejé dos besos en tu cara,

y sentí en el corazón

la zozobra de un flechazo.

Ha corrido el tiempo.

Se quedó en la nada la promesa de aquel instante.

Sólo alcanzamos a tontear un instante.

No pasé del deseo,

pero te llevo en mi memoria,

sin desterrarte al olvido,

porque cada vez que una mujer me mira,

y nos miramos,

vuelves a presentarte,

entera, con aquellos quince años.

Francisco de Sales

Deja una respuesta