Dolor feliz

Pálido,

como si de pronto, a traición,

un rayo de hielo hubiera tomado posesión

de mis colores, blanqueándolos de frío.

Pálido,

como respuesta a la noticia estruendosa

que confirma tu ausencia:

te has muerto.

Es curioso mi primer pensamiento:

ya no tendrás que respirar

ese aire tormentoso

del que tanto te quejabas.

Ahora,

supongo en mi segundo pensamiento,

respirarás aire de ángeles o de nubes,

tus pulmones serán transparentes,

y tu aliento olerá a maravillas.

No te lloraré. O te lloraré poco.

No me duele. O me duele poco.

Sé que ahora respirarás bien

sin esos tubos a los que estabas condenada.

Francisco de Sales

Deja una respuesta