Dejemos al mundo seguir
con sus dudas y sus bostezos…
Dejémosle tararear, gruñir,
orar, reír o refunfuñar…
Dejemos que se levante con el pie cambiado,
mudo, bailón, peregrino, o víctima de un mal sueño…
Que hable de los amores perros
o que cuente sus secretos de enamorado…
Que calle durante todo el día,
incluso durante miles de años…
Dejémosle llorar a solas,
o girar en sentido inverso,
que sólo él es mundo
y sabe serlo.
Francisco de Sales