Ya me gustaría
que una alegría irrespetuosa
arrasara con mi apatía
y destronara mis lamentos.
Ya me gustaría
escapar de este tono amargado,
de esta literatura fúnebre,
de este presente sin futuro.
Ya me gustaría
esquivar los dardos envenenados,
las inhumanas losas,
las flechas del desamor.
Ya me gustaría
ser huérfano de pesimismo,
hermano de las risas,
hijo predilecto de algún corazón.
Francisco de Sales