Propongo al destino
un reparto más equitativo
de sus vehemencias
y sus ingratitudes.
Basta ya de ser parco
en glorias y maravillas,
mientras se excede sin recato
en desaires y desdichas,
ya que si parte de mis penas
fueran a parar a otro corazón,
y parte de mis pocas alegrías
se multiplicaran por mil,
otro revuelo más habitable me acompañara,
otra fuera mi mueca,
otros mis latidos.
Francisco de Sales