El niño que me habita

El niño que me habita,

que se niega a crecer

y reina en mi territorio más feliz

y más festivo,

a veces llora una llantina

aparentemente injustificada,

organiza pataletas,

se amotina sin respeto

y reclama sus derechos.

Ayer mismo,

sin navegar más lejos,

se lamentaba

por sentirse abandonado por Dios

y preñado de preguntas sin respuestas.

Ese niño que soy,

cuando me atrevo,

maravillosamente inconformista,

irreductiblemente insurrecto,

debería gobernar más a menudo

mi mundo

y mis pensamientos.

Francisco de Sales

Deja una respuesta