Este tener que lidiar con los sufrimientos
y tener que soportarlos sufrirlos llorarlos…
me mata.
Me matan sus aguijones, derrochar las lágrimas,
ser bamboleado sin respeto del uno al otro infierno
y ser preso de su furia, pero mantenerme manso,
y no poder matarlos antes de que me maten ellos;
esto de que vivan en un lugar inaccesible
y se reproduzcan como moscas,
que no respeten edad ni años de sacrificio,
que no me dejen ser yo… me mata.
Me matan la intransigencia y la apatía,
la falta de respirar luz, el hambre de nueva vida;
naufragar en la desesperanza me mata.
Me matan el desamor,
el vacío y mi conciencia, las noches asesinas,
los pensamientos en blanco, mis miradas muertas…
Me matan el sinsentido de la rabia
y el secano de mi corazón,
la ansiedad de mi futuro,
el abrazo que me asfixia,
el infierno en que ardo…
Me matan los laberintos sin salida,
el lamento continuado,
mi pasado oscuro,
el gran reproche que no calla
y esta vida sin vida.