Madre

Por primera vez vienes a mi pluma

desde que me naciste.

Nunca antes rebusqué en las frases

y en los agradecimientos algo para ti.

Parecía como si fueses ajena a mi entorno.

Exiliada de mi corazón.

Ausente en todo y de todo.

Te debo una mirada sin vergüenza ni remordimientos,

un abrazo que abarque tu cuerpo pequeño,

un beso que no retroceda tras besar,

una tarde entera a tu lado, contigo;

un presente, una presencia, un sentimiento,

una declaración de amor y reconocimiento,

un paseo a tu paso de ancianita,

una risa que despierte a otra tuya,

un cuento largo y reposado.

Te debo, también,

que te sientas orgullosa de ser mi madre, mi creadora,

y las palabras que broten sinceras

diciéndote lo que siempre callé,

lo que no te demostré nunca

y lo que casi nunca he sido: tu hijo.

Deja una respuesta